Son muchos los libros que tenemos sobre esta importante temática pronto iremos ampliando el catálogo.
Escuela Libre Paideia (Mérida, Badajoz, España, Enero de 1978) es una escuela que funciona de manera autogestionaria; es decir, no sigue las costumbres ni formas de la enseñanza oficial, sea estatal o privada. Sus orígenes se encuentran en una «Experiencia de Educación en Libertad», realizada en Fregenal de la Sierra (Badajoz), en la Escuela Hogar «Nertóbriga», que fue abortada por la administración. Ante la imposibilidad de llevar a cabo una educación libre en la escuela pública, por la persecución de dicho organismo a Josefa Martín Luengo, decide crear la Escuela Libre Paideia, labor a la que dedicó toda su vida.
La historia de la educación está plagada por el mito de la fabricación de un ser humano nuevo. El doctor Frankenstein y su monstruo (como Pigmalión y su estatua, o Gepeto y su Pinocho) son ejemplos de esos de ensueños educativos que todavía hoy perduran en obras de ciencia-ficción. Philippe Meirieu, reconocida autoridad en pedagogía, parte del mito de Frankenstein para cuestionar la concepción de la educación como el proyecto de dominio del educando y de control completo de su destino. Expone qu esa perspectiva conduce a un fracaso destructivo, postula que el pedagogo, en vez de ponerse a «fabricar» a nadie, debe operar con las condiciones que permitan al otro «hacerse obra a sí mismo» (según fórmula de Pestalozzi ya en 1797), y ofrece proposiciones concretas orientadas a ese fin de educar sin «fabricar».
los escritos educativos de Iván Illich son, por una parte, recopilaciones de artículos e intervenciones públicas reproducidas en diversos idiomas y, por otra, sus obras sobre temas como la educación, la salud y los transportes, así como sobre las formas posibles de reorganizar la sociedad futura, también difundidas a nivel internacional.
Su famoso texto: -La escuela, esa vieja y gorda vaca sagrada: en América Latina abre un abismo de clases y prepara una élite y con ella el facismo- (CIDOC, 1968) inicia la serie de trabajos en el ámbito de la educación. En él Illich formula una violenta crítica a la escuela pública por su centralización, su burocracia interna, su rigidez y, sobre todo, por las desigualdades que encubre.
Más tarde, estas ideas iniciales serán elaboradas con mayor profundidad y publicadas en el libro titulado En América Latina, ¿para qué sirve la escuela? (1973).
Es tan difícil imaginar el fin del capitalismo como imaginar que el capitalismo no tenga fin.
Ese dilema ha fracturado el pensamiento crítico de izquierda en dos vertientes que plantean opciones políticas distintas. Una de ellas dejó de preocuparse por el fin del capitalismo y centra su creatividad en desarrollar un modus vivendi que permita minimizar los costos sociales de la acumulación capitalista. La otra enfrenta la dificultad y busca alternativas poscapitalistas. Desde esta última perspectiva el autor afirma que vivimos en tiempos de preguntas fuertes y respuestas débiles. En este libro busca identificar algunas de las vías para formular respuestas fuertes que no sean especulaciones de la imaginación utópica, sino construcciones teóricas surgidas de las luchas de movimientos sociales en varios continentes. Al mismo tiempo analiza el pensamiento dominante -construido a partir de las necesidades de la dominación capitalista y colonial- y propone combatirlo con una «epistemología basada en la ecología de saberes» y en la «traducción intercultural». Boaventura de Sousa Santos plantea una reformulación de la lucha por los derechos humanos como un ejemplo de construcción de alternativas poscoloniales y posimperiales. Su concepción intercultural de los derechos humanos incluye una crítica radical al imperialismo cultural y crea posibilidades de resistencia y de alternativas contrahegemónicas. En la base de su planteo está la idea de que la comprensión del mundo es mucho más amplia que la occidental y que por lo tanto la emancipación social debe ser repensada con la misma amplitud.
El que enseña sin emancipar, embrutece”
En el año 1818, Joseph Jacotot, revolucionario exiliado y lector de literatura francesa en la universidad de Lovaina, comenzó a difundir el pánico en la Europa erudita. No conforme con haber enseñado francés a estudiantes flamencos sin impartirles ningún curso se puso a enseñar lo que ignoraba y a proclamar la consigna de la‑ emancipación intelectual: todos los hombres tienen igual inteligencia. Se puede aprender solo, sin maestro explicador, y un padre de familia pobre e ignorante puede ser el instructor de su hijo. La instrucción es como la libertad: no se da, sino que se toma. Se arrebata a los monopolistas de la inteligencia sentados en el trono explicador. Basta con reconocerse y reconocer en cualquier otro hablante el mismo poder.
El maestro ignorante no es un libro de pedagogía divertida, sino de filosofía y, si se quiere, de política. La razón sólo se nutre de igualdad. Pero la ficción social sólo se nutre de rangos y de su infatigable explicación. A aquel que habla de emancipación e igualdad de inteligencias, ésta responde prometiendo el progreso y la reducción de las desigualdades: todavía faltan un poco más de explicaciones, comisiones, informes y reformas, y lo conseguiremos. La sociedad pedagogizada está delante de nosotros.
En un régimen de dominación de conciencias, en que los que más trabajan menos pueden decir su palabra, y en que inmensas multitudes ni siquiera tienen condiciones para trabajar, los dominadores mantienen el monopolio de la palabra, con que mistifican, masifican y dominan. En esa situación, los dominados, para decir su palabra, tienen que luchar para tomarla. Aprender a tomarla de los que la retienen y niegan a los demás, es un difícil pero imprescindible aprendizaje: es “la pedagogía del oprimido”. La pedagogía de Paulo Freire, siendo método de alfabetización, tiene como idea animadora toda una dimensión humana de la “educación como práctica de la libertad”.
El libro está compuesto por artículos de Félix García, Héloisa Castellanos, Hugues Lenoir, Silvio Gallo, Lamberto Borghi, Francesco Codello, Pere Solà, Josefa Martín Luengo y Daniel Parajuá, educadores que han realizado grandes aportes para el desafío de una educación anarquista en el siglo XXI, actualizando y revitalizando el terreno de lo práctico y de lo teórico.
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